viernes, 22 de mayo de 2009

*¿Que es el miedo?

Es un sentimiento protector.

Para comprender el modo en que esa protección se ejerce, recurriremos a tres palabras: SENSACION, SENTIMIENTO y SENSATEZ.(*) y luego con dos de ellas, comprenderemos al miedo que NO protege, y que tanto hace sufrir a algunas personas.

SENSACION, SENTIMIENTO y SENSATEZ, resumen la neurobiologia del miedo normal, aquel que nos protege y que se incorporo en el cerebro del hombre hace aproximadamente unos 250.000 años.

En esos tiempos, el hombre se comenzó a diferenciar de los mamíferos que lo precedieron, particularmente los monos, nuestros parientes mas cercanos de entre todos los animales, porque recién en ese momento de la evolución de la vida sobre la tierra, se le incorporaron las estructuras cerebrales que le permitieron pensar y razonar, es decir, la SENSATEZ.

Pero esta SENSATEZ recién incorporada , vino a agregarse a lo que en común con ellos tenemos: los sentidos (ojos, oidos, olfato, gusto, etc.) con los que captamos la realidad que nos rodea, y que nos permiten tener la SENSACION correspondiente.

Pero también e inmediatamente, a la sensación, le sigue, la repercusión emocional que la sensación produce, es decir el SENTIMIENTO, y el miedo es uno de los sentimientos. “Sentir” miedo es una experiencia personal, intima y privada de cada ser humano. Ello determina respuestas físicas y psíquicas de intensidad y consecuencias variables según las personas y las circunstancias.

A ese conjunto, a la sensación psicológica de zozobra, angustia, amenaza, de ruptura del equilibrio o paz que hasta ese momento se tenia, mas la desesperación y necesidad de que cese de inmediato, mas una serie de manifestaciones físicas de taquicardia, sed de aire, contractura muscular, dolor de pecho, sudoración, etc. es lo que se conoce como MIEDO.

Sentimiento significa “sentir”, pues el miedo o el amor o el odio o el deseo se sienten dentro de uno, mas precisamente en nuestra mente, aunque el imaginario popular ha puesto los “sentimientos”, en el corazón, ya que este suele ser el órgano que mas “rápidamente” altera sus condiciones de reposo, haciéndose evidente, tal como si fuera “un potro que pasta mansamente y de pronto levanta su cabeza, con el hocico husmeante y sus orejas paradas, atentas, con la cola como si tuviera “un chunflo recién colocado”, que comienza a trotar y luego a galopar”. Cuando alguno de los sentimientos se hace evidente, las personas “sienten” que algo “conmovió” su alma, en lo mas profundo de su ser, no se ve , ni se escucha, ni se huele, ni se degusta... se siente, se vivencia y la persona tiene conciencia de que ello esta ocurriendo en su mente.

El miedo en consecuencia se “siente”... pero no siempre, ni constantemente, sino solamente cuando existe alguna cosa o situación que conlleve en si una amenaza o riesgo para la integridad del ser físico, mental o social y no resulte conocido o “familiar”. Todos en algún momento de nuestras vidas hemos sentido miedo: cuando al abrir una puerta, nos sorprendió ver a alguien que no “debía estar allí” o cuando alguien hizo un ruido inesperado a mis espaldas o cuando he debido enfrentar una evaluación para obtener un puesto de trabajo o dar un examen o encontrarme con alguien que me “interesa”.

Cuando el miedo se “siente”, en forma “automática” se desencadenan una serie de manifestaciones físicas y psicológicas que nos preparan para la acción de huir o de luchar. Así es que, en forma refleja, podemos dar un salto y echar a correr para alejarnos de la amenaza o en cambio responder con un puñetazo o “una patada voladora” o alcanzar algún elemento que potencie nuestra fuerza para defendernos o destruir a la amenaza.

Pero, entre los preparativos para la acción o lucha, existe un paso intermedio, que es la “evaluación” que cada persona hace sobre la amenaza, sobre el peligro que lleva consigo y sobre cual seria la conducta apropiada para superar la amenaza. Esto es lo que hace otro sector de nuestro cerebro, que solo tenemos los seres humanos y que se denomina Corteza Cerebral Pre-Frontal. No la tienen, mamíferos como el mono, perro, gato o mas primitivos aun tales como: gallina, ratón, reptil, pez, etc. Con este sector del Cerebro, los seres humanos pensamos y entrelazamos esos pensamientos, es decir, razonamos y arribamos a conclusiones inteligentes, capaces de originar conductas creativas, imaginativas, novedosas, que podemos sumar a las primitivas, propias de los animales que son solo las de: “huir o luchar”.
Pero como ya dijimos, antes de que el miedo se “dispare”, es necesario percibir la amenaza con todos los sentidos o alguno de ellos, debemos: verlo, olerlo, olfatearlo, tocarlo o degustarlo, y ello recién ocurre cuando nuestro cerebro, “decodifica” la información captada por los sentidos.

O sea que primero, percibimos (SENSACION: sentidos), luego “evaluamos o consideramos si es peligroso o no (SENSATEZ: razonamiento, inteligencia), y en caso de que sea peligroso, sentimos (SENTIMIENTO: miedo), y entonces se disparan los mecanismos de protección y los preparativos para luchar o huir.

Esto como primera aproximación a lo que ocurre, es valido, aunque en la realidad los hechos se superponen y suceden vertiginosamente, al punto que a la SENSACION (sentidos), le sigue, cuando el hecho no resulta familiar o conocido, un SENTIMIENTO de “temor” (digamos un “miedito”, “chuchi” o “alerta amarilla”). Luego y con toda la información disponible, puede ocurrir que el razonamiento, SENSATEZ, concluya que “no hay peligro” y entonces el “alerta amarillo” (SENTIMIENTO: temor) se “apaga” y se enciende: “luz verde” (SENTIMIENTO: bienestar ) o pasa a “alerta roja de máximo peligro” (SENTIMIENTO: miedo / pánico ) y es entonces cuando se desencadenan los fenómenos físicos y psíquicos característicos.

Es decir entonces que ante una situación dada, nuestro cerebro de ser humano hace en milésimas de segundo las siguientes tareas:

Pero toda este sucesión de hechos, en las personas que sufren pánico o miedos irracionales ocurren de distinto modo, ya que por razones que se conocen y que no explicaremos en este momento, tienen tendencia a actuar como lo hacen los animales. Estas personas pasan directamente de la SENSACION de amenaza, al SENTIMIENTO de temor y miedo y sin usar la SENSATEZ de la que están provistos, pasan a la acción de HUIR o LUCHAR, aunque para ello preparan al organismo y entonces aparecen todas las manifestaciones del miedo, aparición que los aterra mas aun . Este es el miedo que “atormenta” la vida de las personas que “sufren” de miedo patológico.

B) ESQUEMA DEL MIEDO ANORMAL o PATOLOGICO RESPONSABLE DE QUE LAS PERSONAS SUFRAN PÁNICO Y/O MIEDOS IRRACIONALES


lunes, 18 de mayo de 2009

*Documental sobre trastornos de ansiedad, agorafobias, fobias.




*Una persona angustiada

El ser humano es un ser doliente que, además, siente pánico al dolor –cabría afirmar que “le duele el dolor”. Y se cree que aquél ya no sólo acontece en el nivel puramente físico cuando nuestra corporeidad sufre un fallo orgánico, sino que también se da en la misteriosa esfera psíquica. Si antaño sólo se acudía al médico cuando un hueso se rompía, la sangre manaba, etc., hoy se llenan las consultas por motivos como “no sé qué me pasa”, llantos incontrolados, un pesimismo vital que cubre de negro la viveza del mundo... Pero, ¿qué sucede cuando una persona angustiada se sienta delante de un doctor? En esta sociedad medicalizada estamos acostumbrados a que nuestros “efectos” o respuestas reciban un nombre –la mayoría de
las veces impronunciable– y una “causa” balsámica o, en otras palabras, estamos habituados a que el especialista realice un diagnóstico. Ahora bien, si ante el caso de una rotura ósea aquél es unidireccional, delante de un individuo con dolor psíquico el abanico de opciones se amplia, como mínimo, a cuatro. En primer lugar, hay médicos que consideran que el trastorno mental es la pérdida de la salud mental, la cual es definida –siguiendo las directrices de 1962 de la Federación Mundial para la Salud Mental– como un “estado que permite el desarrollo óptimo físico, intelectual y afectivo del sujeto en la medida en que no perturbe el desarrollo de sus semejantes”. Sin embargo, son pocos los que optan por esta vía pues la misma acaba autorizando que todos seamos, en acto o en potencia, enfermos mentales.
Efectivamente, si la salud psíquica consiste en un estado en el que no se pongan barreras a nuestro despliegue corpóreo, intelectual y sentimental, resulta que una corriente crisis afectiva del tipo “¿me quiere?” –¿alguien no la ha tenido?– o un problema con la hipoteca de la casa –¿quién se libra?– nos transforman en trastornados psíquicos. Pero, además, este camino es poco transitado porq de las posibles soluciones que se puedan dar a estos desequilibrios caen fuera del ámbito de la medicina –poco dispuesta a pagar deudas ajenas.
Un segundo posicionamiento respecto al dolor psíquico será el de llevarlo al campo más propiamente médico convirtiéndolo en una enfermedad física. Nos encontramos ante los organicistas que defienden, a pies juntillas, el axioma de Griessinger (1857) según el cual “las enfermedades mentales son enfermedades del cerebro”. Este principio presenta numerosas ventajas tanto para el médico como para el paciente. Por un lado, el doctor se siente útil porque tiene ante sí a un “verdadero” enfermo que, efectivamente, necesita que su ayuda. De este modo, le es posible prescindir de la engorrosa tarea de ser un confesor laico y se dedica exclusivamente a la función para la que ha estudiado. Según ésta, analiza síntomas-efectos,
establece un diagnóstico y receta un medicamento que remendará el fallo cerebral del mismo modo que la insulina suple el déficit del páncreas. Pero esta opción –la más seguida en la actualidad– también es cómoda para el sujeto angustiado porque lo convierte en un paciente “real” como lo puede ser el diabético. La tristeza, la inactividad, etc., que durante tantos años fueron consideradas una falta de voluntad o, incluso, un claro signo de cobardía, ahora se tornan en auténticos síntomas que libran a la persona de la responsabilidad de su mal. Por fin, se ha producido la absoluta enajenación de lo subjetivo en lo objetivo tratable.
No acaban aquí los caminos diagnósticos por los que puede optar un doctor ante un individuo apenado. Hay quienes no están dispuestos a convertir la mente en cerebro ora porque consideran que aquélla es algo más que un conjunto de tractos neurales y estructuras orgánicas, ora porque defienden que aún no se ha logrado establecer fehacientemente dicha equivalencia. Sin embargo, en tanto que médicos, son conscientes de que su dominio se reduce a lo tangible y que, si la mente no es cerebro, poco pueden hacer ellos ante su sujeto angustiado. Dispuestos a no dejar escapar a un paciente potencial, llegan al convencimiento de que su dolor psíquico puede enmarcarse dentro de las enfermedades “psicosomáticas”. Nos encontramos aquí ante una de las expresiones más paradójicas de nuestra sociedad medicalizada pues aúna bajo un solo rótulo la separación psiqué-cuerpo y la interacción de la mente inmaterial o supramaterial en la corporeidad, como si esta influencia no fuese problemática desde los tiempos de Descartes.
Finalmente, cabe una cuarta opción diagnóstica y es considerar, como señala
Monedero, “que hablar de enfermedad sólo tiene sentido cuando nos referimos al
cuerpo. Una enfermedad es una alteración corporal que dificulta el funcionamiento del organismo”. Como no se ha demostrado –y lo que es muy importante: no se cree que se logre en el futuro– que la mente sea un conjunto de órganos, tampoco es factible hablar de enfermedad con relación a ella. Así pues, desde esta postura, se niega la posibilidad de que el sujeto angustiado esté realmente enfermo –en su versión estricta– o se usa el eufemismo “trastorno” para situarlo en medio de la nada –en su lectura laxa.
Tras estas aclaraciones, es momento de volver a preguntarnos por ese amigo o conocido que acudía a consultar su “no sé qué me pasa”. Resumiendo lo ya dicho, resulta que o es convertido en una persona con problemas sentimentales, económicos... que él solo ha de resolver; o es tomado como un enfermo real con una disfunción cerebral; o es transformado en una persona cuya psiqué juega una mala pasada a su cuerpo; o es transmutado ora en un comediante, ora en un trastornado. Dependiendo de cómo sea diagnosticado, así será tratado y su propia imagen sufrirá un cambio en un sentido o en otro. Según la vía diagnóstica que el doctor elija,
tendremos que nuestro camarada saldrá de su consulta con la certeza de que ha de romper con su pareja o de que ha de pedir un préstamo en el Banco –con lo que ya no se siente enfermo, sino preocupado–, o de que, efectivamente, es un enfermo que ha de seguir un tratamiento farmacológico. Esto supone, por un lado, que puede acceder a una serie de prestaciones sociales, y, por otra parte, que él no es la causa de su mal lo que, sin duda, contribuye a devolverle parte de su dignidad. Pero también puede salir de la consulta más angustiado de lo que entró porque su psiquiatra cree que algún conflicto oculto, algún comportamiento inadecuado o algún recuerdo mal asimilado se manifiesta corpóreamente, de ahí que toda la responsabilidad de su curación recaiga en sus manos. Si hay algo peor que estar enfermo es considerarse el origen de dicho mal, por lo que no resulta extraño que nuestro amigo toque fondo ante las palabras doctas. Sin embargo, aún no hemos llegado al límite de la impotencia de nuestro angustiado prójimo pues si el médico considera que la enfermedad sólo acontece en el nivel de lo físico, nuestro colega será catalogado como un “exagerado”, un “melindroso”, un “cobarde” que no se atreve a afrontar las realidades de su vida y un largo etcétera de términos peyorativos para esta sociedad de seres humanos fuertes y valientes. Como algunos doctores son conscientes de la pesantez de estas palabras para una persona alicaída, ofrecen la limosna de considerarlo un trastornado. Sea cual sea la opción elegida –exceptuando la segun- da–, nuestro amigo sale de su visita desorientado, casi siempre en peor estado que en el que entró, y pidiendo a gritos un mal físico –incluso mortal– que pueda ser visto mediante alguna prueba objetiva y para el cual haya un remedio químico –aunque sea brutal. El “no sé qué me pasa” inicial ha sido transformado en un “yo soy el origen de mi propia enfermedad” o “aunque me siento angustiado, realmente no lo estoy” con los que se le obliga a cambiar su mundo circundante en un momento en el que no se experimenta como capacitado para ello. Lejos de solucionar algo
que él vive como penoso, se le hunde en el pozo de sus lágrimas. Pero, ¿qué sucede en el campo de la Psiquiatría y de la Psicología para que no sea capaz de ofrecer salidas dignas a un ser humano ahogado en su angustia? Quizás, si nos adentramos en el plano radical de ambas ciencias descubriremos la respuesta. Hagámoslo sin más dilación.

Karina Trilles Calvo
Facultad de letras
Campus Universitario
Universidad Castilla-La Mancha
13071 Ciudad Real
KarinaPilar.Trilles@uclm.es

*Libro recomendado

Guía práctica para aquellos que sufren trastornos de ansiedad, en cualquiera de sus formas: Trastorno de Pánico, Fobia específica o Trastorno de Ansiedad Generalizada, los que sufren en silencio atrapados por sus miedos y ansiedades y que literalmente viven prisioneros en sus domicilios. El autor es médico especialista en psiquiatría y es el creador de los grupos Fobi.
Escrito por el doctor: Suarez Enrique Guillermo

*Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)

El síntoma fundamental es la ansiedad, que es persistente en el tiempo (dura más de 6 meses) y generalizada, sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar), no estando restringida a una situación en particular como en las fobias ni presentándose exclusivamente en forma de crisis, como en el caso de las Crisis de Pánico. El estado de ansiedad es casi permanente, oscilando levemente durante el transcurso del día y afectando la calidad del sueño.

La ansiedad esta asociada muy frecuentemente a preocupaciones excesivas (llamada expectación aprensiva). Por ejemplo: miedo a que algún familiar cercano o la misma persona que sufre este trastorno puedan tener un accidente, enfermarse o morir. A la persona le resulta difícil controlar este estado de constante preocupación.

La ansiedad y preocupación se asocian a 3 o más de los siguientes síntomas:

  • Nerviosismo, inquietud o impaciencia

  • Fatigabilidad (cansancio) fácil

  • Dificultad para concentrarse o poner la mente en blanco

  • Irritabilidad

  • Tensión muscular, temblor, cefalea (dolor de cabeza), movimiento de las piernas e incapacidad para relajarse

  • Alteraciones del sueño: dificultad para conciliar o mantener el sueño o sensación al despertarse de sueño no reparador

  • Sudoración, palpitaciones o taquicardia, problemas gastrointestinales, sequedad de boca, mareos, hiperventilación (aumento del número de respiraciones por minuto)

La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan un malestar significativo o deterioro en las relaciones familiares, sociales, laborales o de otras áreas importantes de la actividad de la persona.

Los síntomas de ansiedad en el Trastorno de Ansiedad Generalizada son constantes a diferencia de lo que ocurre en el Trastorno de Pánico donde la ansiedad-pánico aparece en forma paroxística tomando la forma de una Crisis de Pánico. La Crisis de Pánico no suele durar más de 30 minutos pero deja a quien la padece con mucho temor a presentar una nueva crisis. Este "miedo al miedo" se lo denomina "Ansiedad Anticipatoria" y puede confundírselo con un Trastorno de Ansiedad Generalizada.

Es importante además descartar que los síntomas de ansiedad no sean debidos a la ingesta de algún tipo de sustancia ansiogénica: cafeína, anfetaminas o a una enfermedad médica (hipertiroidismo por ej.). Existen muchas causas que pueden provocar ansiedad en forma secundaria, mayor información al respecto se encuentra disponible en la página Ansiedad Secundaria. Asimismo los Trastornos Depresivos se asocian con mucha frecuencia a ansiedad. Es muy importante realizar un correcto "Diagnóstico Diferencial" para poder arribar a un diagnóstico acertado de lo que le ocurre a quien se encuentra padeciendo un cuadro de ansiedad. La principal causa de fracaso terapéutico es la falta de diagnóstico o un diagnóstico errado.

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es mucho más de lo que una persona normal con ansiedad experimenta en su vida diaria. Son preocupación y tensión crónicas aún cuando nada parece provocarlas. El padecer este trastorno significa anticipar siempre un desastre, frecuentemente preocupándose excesivamente por la salud, el dinero, la familia o el trabajo. Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es difícil de localizar. El simple hecho de pensar en afrontar el día puede provocar ansiedad.


Caso Clínico

"Yo siempre pensé que era aprensivo. Me sentía inquieto y no podía descansar. A veces estas sensaciones iban y venían. Otras veces eran constantes. Podían durar días. Me preocupaba por la cena que iba a preparar para la fiesta o cuál sería un magnífico regalo para alguien. Simplemente no podía dejar nada de lado. Era tal la tensión que experimentaba que por momentos me sentía como aferrado a un cable de corriente eléctrica. Una sensación horrible.

Tenía serios problemas para dormir. Hubo ocasiones en que despertaba ansioso en la mañana o en la mitad de la noche, temblando y transpirando. Me costaba trabajo concentrarme aún mientras leía el periódico o un libro. A veces me sentía un poco mareado. Mi corazón latía apresuradamente o me golpeaba en el pecho. Esto me preocupaba aún más. Vivía preocupado por lo que podría llegar a ocurrir, no podía concentrarme en el presente, en mis quehaceres cotidianos..."


http://www.eutimia.com/trmentales/ansiedad.htm

*La búsqueda de la felicidad



*Blog destacado

Redes.
Todas las novedades sobre el programa de Eduard Punset


http://www.smartplanet.es/redesblog/

*Blog de Eduard Punset (escritor y divulgador cientifico)

http://www.eduardpunset.es/blog/

*La niña salvaje

Documental que describe el caso de genie, la niña que provoco un gran debate durante los años 70, en materia de psicología. Mantenida cautiva, encerrada en una habitación, durante mas de 10 años. ¿Que influye mas en nuestro desarrollo, la herencia o el medio?













*Pagina recomendada

Bienvenidos a vivirsinmiedosfobi.com, en este sitio encontrarás ayuda para superar tus dificultades en relación con los miedos y todos los modos o formas con los que se expresa para transformar la vida de las personas en “verdaderos infiernos”. Lo cual, hace que muchas veces piensen
“que seria mejor morirse pronto para dejar de sufrir”
.



http://www.vivirsinmiedofobi.com/contacto.html

*Carta de paciente grupo fobi "Curarse es un trabajo"

Soy agorafobica (tal vez pueda cambiar).Gracias a este grupo pude re-empezar el tratamiento psicológico (¿ habré empezado a transitar el camino de la recuperación completa?) ¿Es esto Ansiedad?

Tengo mucho miedo y estoy un poco desconfiada todavía. Me miro al espejo y no me encuentro, no estoy ahí, todavía no existo o quizás me siento muy poca cosa, es un sentimiento extraño.

Todavía la gente me atemoriza, pero lo que más temo es que llegue la muerte sin antes poderme curar.

Pero con el grupo estoy aprendiendo que curarse es un trabajo, hay reglas que respetar. Si se cumple, se van alcanzando los objetivos casi sin que uno se dé cuenta; tengo la esperanza!!!

Me ayudo leyendo y releyendo algunas frases:

  • No hay retorno a la oscuridad si uno sigue luchando por su Salud.
  • Tenemos que ser algo distintos de los demás, si deseamos que se repare en nosotros. Al fin y al cabo a quién le llamaría la atención la Torre de Pisa si no estuviese inclinada?
  • A veces nos aferramos al pasado de tal manera que no tenemos con que abrazar el presente.
  • Cada recién nacido viene a decirnos que Dios todavía no se decepciona del hombre.
  • Sin la sombra ignoraríamos el valor de la luz.
  • La paciencia es la fuerza del débil, la impaciencia la debilidad del fuerte.
  • De nuestros padres aprendemos a amar, a reír, a poner un pie delante del otro. Pero al abrir los libros, descubrimos que tenemos alas.
  • Las tormentas hacen que los árboles tengan raíces más profundas.
  • El hombre no haría nada si esperara hasta que lo pudiera hacer tan bien que nadie le encontrara defectos.
  • La gente quiere aprender a nadar sin dejar de pisar el fondo.
  • El alma no tendría arco iris si los ojos no tuvieran lagrimas.
  • ¿Por que no ser uno mismo? Tal vez ese sea el secreto de la buena presentación en público. Si uno es un galgo, para que tratar de parecerse a un pequinés?
  • Solo pierde quien deja de intentar.
  • La libertad es peligrosa, pero es lo más seguro que tenemos.
  • Muchas gracias por dejar que uno pueda expresarse.

Rosita

*Trastornos de ansiedad

Generalidades

Podemos definir las respuestas de ansiedad como reacciones defensivas e instantáneas ante el peligro. Estas respuestas, ante situaciones que comprometen la seguridad del sujeto, son adaptativas para la especie humana. Significa esto que ejercen una función protectora de los seres humanos.

El ser humano durante miles de años se ha tenido que enfrentar a infinidad de peligros; cuando estos se presentaban, las respuestas más eficaces para preservar la integridad del sujeto eran dos: LA HUIDA O LA LUCHA.

Los mecanismos, psicofisiológicos humanos, que preparan para la huida o la lucha (respuestas de ansiedad) han cumplido un eficaz papel a lo largo de los tiempos. El problema es que el ser humano ya no tiene que enfrentarse con animales que corren detrás de él para convertirlo en su cena; en cambio otros muchos agentes estresantes le rodean y le acompañan a lo largo de su existencia, haciendo que el fantasma del peligro le aceche detrás de cualquier situación inofensiva.

Citaremos al Catedrático de Terapia de Conducta del País Vasco Enrique Echeburúa (prólogo de Avances para el Tratamiento Psicológico de los Trastornos de Ansiedad PIRÁMIDE 96), para ilustrar, con un magnífico ejemplo, cómo funciona el mecanismo de la ansiedad:

"En el caso de los trastornos de ansiedad, la respuesta de miedo funciona como un dispositivo antirrobo defectuoso, que se activa y previene de un peligro inexistente. Precisamente el ser humano actual está abocado a abordar el fascinante problema de como controlar los aspectos perjudiciales de las respuestas de miedo (que se pueden manifestar psicopatológicamente en forma de trastornos fóbicos y de ansiedad) conservando, sin embargo sus beneficios protectores".

ANSIEDAD

La ansiedad es la más común y universal de las emociones. Reacción de tensión sin causa aparente, más difusa y menos focalizada que los miedos y las fobias. La reacción emocional ante un peligro o amenaza se manifiesta mediante un conjunto de respuestas tanto fisiológicas, cognitivas y conductuales.

Tiene numerosos sinónimos:

· NERVIOSISMO.

· INQUIETUD.

· TENSIÓN.

Referencia a la experiencia de la ansiedad:

· ANGUSTIA.

· MIEDO.

· INSEGURIDAD.

MIEDO

Es una respuesta emocional normal ante situaciones que implican peligro para el sujeto.

Es una respuesta diferenciada ante un objeto o situación específica.

Es un fenómeno evolutivo y transitorio.

FOBIA

Es una forma especial de miedo y reacción desproporcionada, irracional, fuera de control voluntario del sujeto, implica respuestas de evitación de la situación u objeto fobizado y es persistente en el tiempo.


RESPUESTAS DE ANSIEDAD AGRUPADAS EN LOS TRES SISTEMAS DE RESPUESTA HUMANA

1º SÍNTOMAS SUBJETIVOS, COGNITIVOS O DE PENSAMIENTO.-

- PREOCUPACIÓN.

· INSEGURIDAD.

· MIEDO O TEMOR.

· APRENSIÓN.

· PENSAMIENTOS NEGATIVOS (INFERIORIDAD, INCAPACIDAD).

· ANTICIPACIÓN DE PELIGRO O AMENAZA.

· DIFICULTAD DE CONCENTRACIÓN.

· DIFICULTAD PARA LA TOMA DE DECISIONES.

· SENSACIÓN GENERAL DE DESORGANIZACIÓN O PÉRDIDA DE CONTROL SOBRE EL AMBIENTE.

2º SÍNTOMAS MOTORES U OBSERVABLES.-

· HIPERACTIVIDAD.

· PARALIZACIÓN MOTORA.

· MOVIMIENTOS TORPES Y DESORGANIZADOS.

· TARTAMUDEO Y OTRAS DIFICULTADES DE EXPRESIÓN VERBAL.

· CONDUCTAS DE EVITACIÓN.

3º SÍNTOMAS FISIOLÓGICOS O CORPORALES.-

· SÍNTOMAS CARDIOVASCULARES: Palpitaciones, pulso rápido, tensión arterial alta, accesos de calor.

· SÍNTOMAS RESPIRATORIOS: Sensación de sofoco, ahogo, respiración rápida y superficial, opresión torácica.

· SÍNTOMAS GASTROINTESTINALES: Náuseas, vómitos, diarrea, aeorofagia, molestias digestivas.

· SÍNTOMAS GENITOURINARIOS: Micciones frecuentes, enuresis, eyaculación precoz, frigidez, impotencia.

· SÍNTOMAS NEUROMUSCULARES: Tensión muscular, temblor, hormigueo, dolor de cabeza tensional, fatiga excesiva.

· SÍNTOMAS NEUROVEGETATIVOS: Sequedad de boca, sudoración excesiva, mareos.

Clasificación de los trastornos de ansiedad (D.S.M. IV)


TRASTORNO DE ANGUSTIA SIN AGORAFOBIA

TRASTORNO DE ANGUSTIA CON AGORAFOBIA

AGORAFOBIA

FOBIA ESPECÍFICA

FOBIA SOCIAL

TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO

TRASTORNO POR ESTRÉS AGUDO

TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADO

TRASTORNO POR ANSIEDAD DEBIDO A ENFERMEDAD MÉDICA

TRASTORNO POR ANSIEDAD INDUCIDO POR SUSTANCIAS

TRASTORNO DE ANSIEDAD NO ESPECIFICADO

*Algunas fobias específicas


NOMBRE DE ALGUNAS FOBIAS ESPECÍFICAS.-

ACROFOBIA

ALTURAS

AILUROFOBIA

GATOS

ARACNOFOBIA

ARAÑAS

ORNITOFOBIA

PÁJAROS

BRONTOFOBIA

TRUENOS

CANCEROFOBIA

CÁNCER

CLAUSTROFOBIA

ESPACIOS CERRADOS

CINOFOBIA

PERROS

HIPOFOBIA

CABALLOS

INSECTOFOBIA

INSECTOS

MISOFOBIA

SUCIEDAD

NOSOFOBIA

ENFERMEDAD/LESIÓN

NICTOFOBIA

OSCURIDAD

OFIDIOFOBIA

SERPIENTES

RODENTOFOBIA

ROEDORES

TANATOFOBIA

MUERTE

VENEROFOBIA

ENFERMEDADES VENÉREAS

*Mensaje - En busca de la felicidad



Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a buscarla. Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano. En un recodo del camino vio un letrero que decía: "Le quedan dos meses de vida". Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo: "Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean." Y aquel buscador infatigable de la felicidad, al final de sus días encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado. Comprendió que para ser feliz se necesita amar, aceptar la vida como viene, disfrutar de lo pequeño y de lo grande, conocerse a sí mismo y aceptarse como se es, sentirse querido y valorado, querer y valorar a los demás, tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar. Entendió que la felicidad brota en el corazón, que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior. Y recordó aquella sentencia que dice: "Cuánto gozamos con lo poco que tenemos, y cuánto sufrimos por lo mucho que anhelamos equivocadamente."